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Tratamientos de diástasis

Probablemente la diástasis abdominal y sus tratamientos es una de las situaciones con más discrepancia entre los profesionales que la atienden. Actualmente aún no existe ningún consenso sólido sobre el que basar el tratamiento (ESTUDIO)

La variedad de tratamientos de la diástasis abdominal propuestos por diferentes profesionales es muy grande. Así como, la disparidad de resultados que se obtienen. Desde un punto de vista lo más científico posible, el tratamiento debe dirigirse a corregir la lesión de los tejidos que aparece en la diástasis y la debilidad abdominal, originado por la atrofia de la musculatura .

Sin embargo, la mayor parte de los tratamientos de diástasis se centran en tratar los síntomas, por lo que, los resultados no son tan satisfactorios como se espera, lo que da lugar a que reaparezcan las molestias después de un tiempo de finalizar el tratamiento.  

ÍNDICE DE CONTENIDOS

  1. Ejercicio prenatal e higiene postural
  2. Fisoterapia abdominal
  3. Tratamientos con ejercicios hipopresivos
  4. Tratamientos con electroestimulación
  5. Fajas y corsés
  6. Cirugía clásica-abdominoplastia
  7. Conclusiones de los tratamientos de diástasis

1. Ejercicio prenatal e higiene postural

En muchas mujeres la diástasis del embarazo se resuelve espontáneamente al retomar sus actividades diarias y el ejercicio físico. Se tratan de mujeres en las que el embarazo no ha causado lesión traumática de los tejidos. Probablemente muchas mujeres se beneficien de mantener unos hábitos saludables de actividad diaria, evitando el sedentarismo. El ejercicio físico de baja intensidad y bajo impacto debe formar parte de la vida de la embarazada para mantener un buen tono muscular y unos tejidos conectivos fuertes.

Caminar, la gimnasia adaptada al embarazo y natación adaptada, pueden ser opciones útiles hasta los últimos meses del embarazo (Imagen 1). Entre los beneficios del ejercicio durante el embarazo se encuentra; reducir la probabilidad de parto instrumental (uso de fórceps, espátulas o ventosas) (ESTUDIO).

En resumen, la diástasis abdominal tras el parto es más probable que aparezca, sino se ha realizado un programa de ejercicio físico adaptado durante el embarazo.

Mantener una correcta postura en las actividades diarias es importante (ESTUDIO) (imagen 2). Debemos hacer énfasis en mantener alineada la columna vertebral durante los periodos en los que se permanece sentada, así como durante las cargas de peso (cargar él bebe, la compra, etc.).

Los primeros meses después del parto debemos evitar levantar mucho peso, así como, incorporarnos bruscamente. Por ello, cuando nos levantemos debemos hacerlo en posición lateral y ayudándonos con los brazos.Otro momento fundamental en el que se debe mantener una correcta postura es durante la lactancia, pues suponen varias horas al día con la carga de peso del bebe.

2. Fisioterapia abdominal

Existe mucha literatura basada en el efecto del ejercicio físico usado como tratamiento de la diástasis abdominal. Las revisiones sistemáticas pueden concluir que el ejercicio físico aislado mejora o corrige la diástasis de rectos (ESTUDIO). En este sentido, hay estudios que demuestran mejoría en la longitud de la diástasis abdominal tras un programa de ejercicios abdominales. Estos ejercicios se basan primariamente en la contracción isométrica. La contracción isométrica es aquella que no genera desplazamiento, requiere mantener una postura en contra de la gravedad o de una carga.

Los abdominales isométricos mejoran la longitud de la diástasis después del parto

Los ejercicios abdominales clásicos isométricos han demostrado mejorar la longitud de la diástasis abdominal tras el parto (ESTUDIO) (Imagen 3). Otro tipo de ejercicios isométricos que se ha observado que mejoran la diástasis abdominal son las planchas abdominales. Una plancha abdominal es un tipo de ejercicio isométrico para reforzar el “core” abdominal (“core” se refiere a la estructura abdominal en conjunto), que en mantener una posición definida (por ejemplo, la posición inicial de flexiones de brazo) durante unos segundos o minutos. Se ha demostrado que, al menos, son igual de efectivos que los ejercicios abdominales para la corrección de la diástasis (ESTUDIO).

Por último, existe otra variedad de abdominales que se realizan con una faja abdominal. El objetivo es mantener la estabilidad de la pared abdominal durante la contracción. Este tipo de ejercicios, no sólo han demostrado mejorar la diástasis de rectos si no que además, mejora la calidad de vida percibida por la paciente (ESTUDIO).

3. Tratamiento con ejercicios hipopresivos

Los ejercicios hipopresivos son un tipo especial de ejercicio isométrico cuya finalidad es potenciar el músculo transverso del abdomen (ESTUDIO) y el suelo pélvico (ESTUDIO). Se trata de una serie de ejercicios posturales y respiratorios que permiten modificar la memoria muscular. Consiguen corregir la postura en diferentes posiciones corporales cotidianas. Está formado por 33 ejercicios que se realizan en apnea y coordinados con exhalaciones.

Teóricamente al trabajar las seis paredes de la “caja” abdominal se puede mejorar la atrofia muscular. Además, al reeducar la musculatura podría frenar la progresión de la diástasis e incluso mejorarla.

Los hipopresivos potencian el músculo transverso del abdomen y el suelo pélvico

Respecto a la diástasis abdominal, no existe literatura científica al respecto. La mayor parte de los estudios científicos con ejercicios hipopresivos se centran en tratar la disfunción de suelo pévico. Es aquí donde existen múltiples autores que encuentran mejoría de los síntomas pélvicos usando para ello, ejercicios hipopresivos (ESTUDIO). Sin embargo, otros autores han comparado la terapia hipopresiva con ejercicios clásicos de suelo pélvico y establecen que, con éstos últimos, la mejoría es superior en los síntomas, el prolapso y la calidad de vida. (ESTUDIO).

A falta de estudios concretos en diástasis abdominal, se puede entender que el beneficio es a través de la mejora de la postura corporal y el tono basal de la musculatura abdominal. Sin embargo, estudios electromiográficos demuestran que los hipopresivos no producen hipertrofia muscular (ESTUDIO), por lo que a priori, serían menos eficaces revirtiendo la atrofia muscular, que es uno de los objetivos del tratamiento de la diástasis.

4. Tratamiento con electroestimulación

La estimulación eléctrica neuromuscular es un tratamiento que consiste en aplicar corriente eléctrica en uno o varios músculos para excitarlo y conseguir su contracción (Imagen 4). Su aplicación está muy extendida para el tratamiento de lesiones osteomusculares y en rehabilitación neurológica. Existen trabajos que han investigado sus efectos en la musculatura abdominal observando aumentos de hasta el 22% en la fuerza muscular abdominal (ESTUDIO). En la diástasis abdominal, su aplicación combinada con ejercicio también está descrita. Se ha observado que su uso mejora la diástasis abdominal al reducirla a la mitad (ESTUDIO).

5. Fajas y corsés

Otras terapias aplicadas en pacientes con diástasis abdominal son el uso de fajas y corsés. Una faja o un corsé anatómico es una prenda que funciona como una prótesis externa. Se ajustan al contorno corporal del abdomen, pelvis y tórax.  La acción que ofrecen estos dispositivos es dar compresión para evitar la acumulación de líquidos, (seromas), y ayudar el tallado de los tejidos durante el periodo de cicatrización. Además ayudan a mantener una correcta postura corporal y limitar los movimientos extremos(ESTUDIO). Esto último, garantiza que la redistribución de la piel y la gasa subcutánea, se realiza ajustándose al contorno corporal para evitar irregularidades y pliegues.

Tipos y requisitos que tienen que cumplir las fajas (imagen 5):

  • Elasticidad: la faja o corsé debe aportar una compresión dinámica. Debe ajustarse a la respiración, a los movimientos cotidianos y a los pequeños aumentos de volumen abdominal diarios tras comidas. Esta adaptación, debe permitir la comodidad de la paciente que la lleva, pero a su vez, no perder la presión que ejerce sobre el abdomen.Corte anatómico: el diseño del patrón de la prenda debe ajustarse al contorno anatómico de la paciente. De este modo, hay fajas con forma de “body” cuya confección se ajusta a la circunferencia en cada segmento corporal (pelvis, cintura y torax). Hay otras fajas “tubulares” que son un rectángulo de tejido con cierre tipo velcro , pero que no aportan ninguna forma anatómica. Bajo la experiencia del autor son de inferior calidad y resultados.
  • Rigidez localizada: parece contradictorio hablar de elasticidad y rigidez en una misma prenda. Pero lo cierto es que se puede combinar. Algunas prendas consiguen la elasticidad con segmentos elásticos (habitualmente laterales) interpuestos en un corsé más rígido en la zona anterior del abdomen y en la región lumbar. Esto permite transmitir la presión que ejerce el elástico pero de una forma más uniforme. Además, su acción en la región lumbar ayuda a mantener una correcta postura corporal durante las actividades cotidianas.
  • Cierre fiable: existen varios tipos de cierre para estos dispositivos que pueden aportar mayor o menor seguridad, pero también, puede ser mas laboriosa la puesta y retirada de la prenda. El más cómodo es el cierre de velcro. Sin embargo, es frecuente que se suelte poco a poco durante el día. Los cierres de corchetes son fáciles de ajustar, pero se debe elegir la talla correcta de prenda. Las cremalleras son una opción cómoda y con bastante seguridad. Por último, el cierre tipo gancho. Este cierre es el más habitual en corsés. Se trata de una serie de ganchos que se introducen en una arandela que hace de pareja. Es el cierre mas seguro, permite un uso más ajustado de la prenda, pero es probablemente el más incomodo de cerrar.

En resumen, se debe buscar una prenda cómoda y que ejerza y mantenga la presión. La distribución de la presión debe ser lo más anatómica posible, para imitar o incluso, remodelar el contorno corporal de la paciente. Siempre se debe contar con la opinión de un profesional (fisioterapeutas y cirujanos), los cuales nos recomendarán la que mejor se adapte a nuestras necesidades y evitaremos así, compras innecesarias.

6. Cirugía clásica – abdominoplastia

Durante mucho tiempo, prácticamente la única opción para corregir quirúrgicamente una diástasis abdominal era la cirugía abierta. Esto significa cirugía con grandes incisiones, en algunos casos antiestéticas, acompañadas de gran disección quirúrgica lo que supone gran agresión quirúrgica (ESTUDIO). La mayor agresión quirúrgica está acompañada de mayor probabilidad de que aparezcan complicaciones tras la cirugía. Estas complicaciones pueden afectar al resultado final, así como, en algunos casos ser permanentes o irreversibles. Se puede dividir en dos tipos la cirugía abierta : sin objetivo estético y la abdominoplastia (Imagen 6).

La cirugía sin objetivo estético era realizada clásicamente por cirujanos generales. La técnica se basa en una incisión de laparotomía supra e infraumbilical (herida vertical en el centro del abdomen) aunque también, se puede hacer vertical. De esta manera, se accede inmediatamente sobre la línea alba. Con poca disección del tejido subcutáneo, se puede plicar la línea alba, reparar eventuales hernias y si es preciso, colocar una malla (Imagen 6 a y b).

Su ventaja es que es rápida, poco agresiva y con baja tasa de complicaciones. Sin embargo, su mayor debilidad es el gran impacto estético, al dejar una cicatriz visible en el centro del abdomen de longitud variable.

La abdominoplastia es la técnica usada para reparar las diástasis de rectos y eliminar piel y grasa sobrante.

La abdominoplastia se realiza mediante una gran incisión en media luna desde una cadera hasta la contralateral, para que la cicatriz pueda quedar oculta bajo la línea del pantalón (Imagen 6 c). Dependiendo de la cantidad de tejido sobrante, se retirará mas o menos piel. En cualquier caso, se debe separar la piel y la grasa de los músculos hasta las costillas y tan lateral, como la propia incisión. El ombligo se deja unido a la línea alba para reinsertarlo en una nueva región de la piel que permanecerá (Imagen 7). Se realiza la plicatura de los músculos rectos y en ocasiones, del oblicuo externo. Habitualmente los cirujanos plásticos no colocan prótesis o mallas. Finalmente, la piel no retirada y separada hasta la zona costal se estira hasta la línea de sutura de la incisión inicial.

La ventaja de esta técnica es la posibilidad de eliminar excesos de piel flácida y atrófica y grasa. Como inconvenientes, aparece la gran disección que puede aumentar la aparición de seromas, hematomas y necrosis cutáneas (ESTUDIO). Además, en algunos trabajos con hasta 5 años de seguimiento de las pacientes , se ha observado un 40% de recidivas (la diástasis vuelve a aparecer) (ESTUDIO). En cualquier caso es una cirugía vigente para casos indicados.

7. Conclusiones de los tratamientos de diástasis

En conclusión, hay una gran variedad de tratamientos para la diástasis y la debilidad abdominal. A veces tener demasiadas opciones puede suponer un factor importante de confusión para las pacientes. Además, cada paciente y cada abdomen es único y por ello, una de las claves del correcto tratamiento de diástasis es analizar cada caso y ofrecer a cada paciente la mejor opción.

La otra clave fundamental es el trabajo en equipo multidisciplinar, ofreciendo al paciente un programa completo. Para ello debemos comenzar por una prehabilitación que reeduque a los músculos abdominales atrofiados y lesionados y aumente la calidad del tejido para la cirugía. Posteriormente, seleccionar una opción quirúrgica basada en su patología, fisionomía y expectativas, pero que ofrezca la mejor tasa de éxito con las mínimas complicaciones. Y finalizamos con una exhaustiva rehabilitación que devuelva a la paciente un abdomen funcional y fuerte eliminando los síntomas que tenía previamente.

 

 

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